En el libro se explican ejemplos interesantes de como resultados científicos han sido aceptados sin las preceptivas comprobaciones en revistas prestigiosas, solo porque eran favorables a la hipótesis del cambio climático antropogénico, como el famoso “stick de hockey”, la gráfica de la temperatura de la Tierra en los últimos mil años que fue corregida, luego de emitir una versión contrario a una anterior publicada.
Es difícil de decir cual es la versión correcta sin tener un conocimiento técnico del método utilizado, pero no es imposible que influencias externas a la ciencia hayan influido en la interpretación de los resultados.
La existencia y magnitud del cambio climático antropogénico, y sus efectos previsibles son ciertamente en problema científico (dificil debido a la complejidad de los sistemas climáticos), pero la manera de como enfrentarse a ellos es en cambio un problema político. Si son realmente las emisiones de gases de efecto invernadero las causantes de este calentamiento global, entonces lo que se requiere no es simplemente un poco más de reciclaje sino una reestructuración masiva de las economías mundiales y sobre todo de las fuentes de producción de energía
Una alternativa al calentamiento global seria generalizar el uso de la energía nuclear, pero también en este punto las opiniones ecologistas se oponen por prejuicios anticientíficos. Las llamadas fuentes de energía alternativas no son a día de hoy rentables, y solo subsisten gracias a las subvenciones masivas de los estados (sumamente beneficiosas por otra parte por tantas empresas energéticas responsables que luchan contra el cambio climático).
Este libro es estimulante para motivar a buscar siempre la verdad científica donde muchas veces las consideraciones políticas y económicas deforman y utilizan, cuando no directamente falsifican, las conclusiones y estudios científicos.
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